viernes, 9 de noviembre de 2007

SEXUALIDAD Y ESTRÉS

LAS RELACIONES DE PAREJA, LA SEXUALIDAD Y EL ESTRÉS

En la vida, la mayoría de nosotros los seres humanos hemos experimentado momentos de alta conflictividad en una posible bastante deteriorada relación de pareja. No es un tema nuevo, y posiblemente muchas personas han pasado por situaciones de mucho estrés debido a una relación de pareja disfuncional. Por lo general no se intenta enfrentar los permanentes desacuerdos de una manera definitiva. De algún modo las parejas acostumbran por lo general a no resolver nada, a dejar que, si bien por olvido o por aburrimiento, los conflictos se desvanezcan como por arte de magia ò por un milagro de amor. Tal vez se pueda pensar que el no resolver los problemas evita enfrentar consecuencias. Pero no resolver un problema, no significa que el problema no exista.

Los permanentes conflictos pudiesen ser fundadores de temores por las consecuencias que una decisión de separación entrañarían, es entendible. La seguridad material suele significar mucho para una familia, el que estén cubiertas adecuadamente las necesidades de la pareja y las de los hijos si los hubiese. Pero este aspecto de las consecuencias puede y debe ser considerado, a fin de alcanzar una solución económica operativa a la situación de estrés y conflicto en la relación.
Acordar serenamente una solución aceptable por ambos miembros de la pareja, es retomar la vía pacifica definida en aquel inicio de la relación, donde lo deseado era la paz y el disfrute, donde seguramente se gozaba de una sana sexualidad. Una de las consecuencias casi inevitables de dicho estrés en la relación de pareja conflictiva es el decaimiento y ruptura de las relaciones sexuales placenteras. El estrés crónico activa permanentemente el sistema simpático, el cual esta en contra posición a la sexualidad. Este es uno de los factores que más influye en la sexualidad pudiendo originar serios trastornos sexuales como:
· dificultades para obtener una adecuada respuesta sexual,
· alteraciones del deseo,
· dificultades en la excitación y en la erección,
· situaciones de eyaculación precoz, coito doloroso, vaginismo, etc.

Un aspecto que generalmente las parejas en conflicto no consideran en profundidad, originando conflictos innecesarios y agotadores, es el aspecto de los derechos individuales y sexuales de los seres humanos. Sin entrar a definir cada uno de ellos, conviene resaltar el concepto de la aceptación consciente de los derechos de los demás como condición necesaria para alcanzar la armonía en la relación interpersonal, casi siempre difícil. Se podría considerar esto como el aspecto mas básico para lograr avanzar en el difícil terreno de las relaciones de pareja, incluso pudiendo tener mayor efecto positivo que la misma y tan pregonada tolerancia.
Podríamos elaborar una lista enumerando los diferentes derechos humanos, entre ellos los sexuales, y sin la menor duda el más importante y esencial de todos resultaría ser el derecho a la vida y el derecho a alcanzar el estándar más alto de salud en relación con la sexualidad.
Salud Sexual es “el estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado a la sexualidad. No es solo ausencia de enfermedad ó de disfunción sexual. La salud sexual requiere un acercamiento respetuoso a las relaciones sexuales así como la posibilidad de tener relaciones sexuales placenteras, seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Para lograr salud sexual y mantenerla, los derechos sexuales deben ser respetados, protegidos y llevados a cabo”.- WAS, 2004.-

Seria deseable por consiguiente que las relaciones de parejas estuviesen destinadas al logro de la salud mental, física y sexual de los individuos, a proporcionar a sus integrantes bienestar, armonía y alegría lejos de estrés y malestar. De no ser así se podría revisar la dinámica de la relación con el fin de modificar lo modificable y superar los conflictos. De otro modo, cuando uno o ambos miembros de la pareja se empeñan en llevar a toda costa la relación ya deteriorada por la infidelidad, la traición o el engaño, obviando lo planteado anteriormente, terminan presionándose con ataques usando discursos demoledores cargados de agresiones, amenazas ò la sutil manipulación del sumiso victimizado. Esto conlleva indudablemente al estrés sostenido y crónico ò al agotamiento mental, emocional, físico y por supuesto sexual. La vida es para otra cosa, para algo bello y digno de ser vivido.-

ALEIDA HEINZ